No hay una frase mejor para comenzar a hablar sobre éste artículo. Los docentes de este país tienen en sus manos el futuro del país, están formando a las próximas generaciones de ingenieros, violinistas, abogados, actrices, médicos, etc y tienen la gran suerte de poseer métodos nuevos e innovadores para llevar a cabo su labor docente.
El problema comienza cuando no existe lo que podemos denominar como 'vocación'. Es un término que no podría definir con exactitud, ya que no es exactamente tal y como nosotros lo conocemos. Influyen agentes externos a la persona, la educación recibida, la cultura o religión a la que pertenece, etc.
Entonces, ¿Quién tiene realmente vocación y quién no? Mientras estudias la carrera es imposible saberlo, pero cuando llegas a un aula y te expones antes 23 niños y niñas que desean aprender, comienzas a demostrar tu vocación. Con esto quiero decir que nuestra principal labor como docentes es mantener la ilusión y las ganas por aprender del alumnado durante muchos años. No podemos ignorar sus necesidades, sus ideas o sus problemas.
Tal y cómo lo expresa la madre de un niño de diez años que un día le dijo: “Mamá, quiero ser viejo”, para no tener que ir a la escuela, la profesora del chico no lo atendía como es debido, no quiso ayudar a la madre para volver a motivar al niño,en definitiva, no quería enseñar.
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Esto sólo muestra la falta de ganas y de fe en la educación y el poder que ésta tiene por parte de dicha profesora. No podemos permitir que estas personas inunden nuestros colegios, que eduquen a nuestros hijos, primos, hermanos, no podemos.
Se deben formar profesores y profesoras que disfruten su trabajo porque consiguen entenderlo. En ocasiones no somos conscientes del poder que se nos otorga al dejarnos formar a chicos y chicas de 0 a 6 años, sus mentes están en nuestras manos y nuestro deber es hacer que sean críticos y creativos, no que esté deprimidos y desmotivados.
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